Virgen de Chapi
La devoción a la Virgen de Chapi es tan antigua como su origen, según una antigua historia fue la virgencita la que se dio el nombre de Chapi: la imagen estaba destinada a una iglesia de un pueblo cercano a Arequipa, y esta imagen era trasladada por una comitiva desde las costas hacia el lugar de destino a través de los áridos valles sureños, pues bien, en el camino la comitiva escuchó que las siguientes palabras provenían de la imagen "¡¡Chaypi, Chaypi!!", otros escucharon "¡Chajchay llallapi!" y otros "¡Chaj llallápi!", expresión que según los entendidos provienen del quechua y del aymara, lenguas que se hablan aún en el Perú, y que todas expresan más o menos lo mismo: "Aquicito nomás", "aquí, aquí", "aquí nomás" fueron entonces estas mismas personas los que dijeron que "la Virgen no sólo quiere quedarse aquí sino que se ha dado el nombre".